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Congreso y pesadilla

Publicado: 2010-07-28

Sus integrantes se tiraron solos o los fueron tirando al tanque de ácido. Lo cierto es que este año la oposición se disolvió en el Congreso. Apristas, fujimoristas y castañedistas quedaron dueños del hemiciclo para celebrar solitos el triunfo de su candidato, ungido presidente para el año 2010-2011.

El dúo Apra Fujimori ya era añejo en estas lides. Son los castañedistas los que debutan como socios importantes: tercera fuerza parlamentaria. En el fondo se escucha, paradoja, la risa del mudo. Para Castañeda es una pequeña revancha. El 2000 logró hacer elegir cinco parlamentarios en su lista y a las pocas semanas no le quedaba uno solo: todos se los llevó Montesinos. Ahora es él quien ejerce de bajapolicía, recogiendo parlamentarios como bolsitas de mate usadas en muchas tazas, guiñapos políticos a los que en el tránsito de bancada en bancada les han ido succionado hasta la médula, y ahora se forman como soldados de un ejército de muertos vivientes para dar la batalla en defensa del alcalde en el caso Comunicore. No combate Castañeda, tampoco sus regidores, sino esta nueva versión del retablo hiperrealista que armaron los fujimoristas en homenaje a Keiko, cuando se quitaron los disfraces y aparecieron a rostro descubierto como los zombies de Thriller, uno de los más grandes lapsus de nuestra historia política. Total, no tienen nada que perder, vivirán por siempre mientras algún baño de luz no cambie la política.

Lo asombroso al verlos por TV es que muchos de ellos, al menos en ese momento, solos y triunfantes, olvidan su situación y la percepción que la ciudadanía tiene del Congreso y se la creen –la majestad de sus cargos, la condición de padres de la patria- pero más que un ataque de seriedad, lo que les da es un arrebato juvenil y alegres como niños juegan en ese playground alfombrado de rojo, y se vacilan, y ríen y gatean en la alfombra grasienta, cubierta de restos de pollo, papas fritas machucadas, todas las salsas derramadas, focos, talco para pies, tubos de neón, boletos de avión y otros papeles manchados de kétchup, y disfrutan, es visible que disfrutan.

Ahora pasa al estrado la tránsfuga, que se arrodilla en esa suciedad y jura: “por Dios que nunca cambia”.  Puedo imaginar el diálogo previo que la lleva a ese extraño juramento.

-“¡Oe tránsfuga!”

-“¡Solo Dios y los necios nunca cambian!”.

Y entonces, orgullosa de cambiar de camiseta -es humana, no divina- pone su mano grasienta sobre la biblia y luego se abraza con una niña a la que le han frisado el cabello y luce revejida para su edad mental, como esas pequeñas a las que las disfrazan de vedettes para concursos.

Vuelvo a mirar la TV y es como si hubiera despertado. Todo es “normal”. La nueva directiva asume sus funciones. Incluso la agenda que propone el nuevo presidente se ve interesante: bicameralidad, voto voluntario, eliminación del voto preferencial y por supuesto transparencia y lucha contra la corrupción. Pero como en esos sueños demasiado vívidos, mejor esperar un tiempo para ver si uno realmente despertó o si es la pesadilla nuestra triste realidad.


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Se sienten pasos

Espacio de Carlos Iván Degregori