#ElPerúQueQueremos

¡Tienen que irse!

Publicado: 2010-07-28

Con su cara irreparable de emoticón triste, mirándonos medio de reojo con el rostro hacia abajo, hombros hacia adelante, torso hundido,  expresión corporal de zopilote de las antiguas tiras cómicas, Aldo Mariátegui repta en el ranking de los noticieros matutinos. Quién lo diría. El niño dorado de la actual década en la prensa escrita de la derecha, desfachatado, agresivo, incontenible, aparece de repente desvalido en un medio visual, con un tic que lo hace aparecer como lo que antes se llamaba “tía limeña”, meciendo incesantemente la cabeza triste de derecha a izquierda con desaprobación, como diciendo siempre: ay señor, estos ignorantes; oh my god, qué tiempos.

En los últimos días, a raíz de la ola de frío y los muertos y enfermos que causa en las zonas altoandinas del Sur, se le dio por afirmar después de las imágenes: tienen que irse, tienen que migrar, viven muy dispersos, eso es desolado. El rictus facial con el que lo proclama vale más que sus palabras. Pero, ¿no se da cuenta que todo el que pudo ya migró? ¿Qué el porcentaje de población rural ha descendido dramáticamente en el último medio siglo? ¿Que incluso muchos de los hoy afectados por el frío son ellos mismos migrantes? O cree que los que viven en ese infierno que es Ananea son yetis acostumbrados a vivir en el hielo. Son migrantes, atraídos por el oro que hace girar el mundo actual –hacia el hueco de horrible sepultura, diría tal vez Vallejo- que no pudieron migrar a Lima u otro lugar menos inhóspito.

Lo asombroso no es que Mariátegui pida que se vayan. Hace décadas que especialistas de universidades y, sí, de ONGs,  piden un reordenamiento territorial para fortalecer ciudades intermedias, ejes de articulación económica y política regionales, pero cada invierno vuelve a repetirse la misma situación.

Lo asombroso es que lo primero que se le ocurra sea insistir en que se larguen y no comenzar, por ejemplo, por invitar a plegarse a la campaña que su propio canal alienta para enviar abrigo y medicinas a las zonas afectadas. No hay empatía en sus palabras. Hay medidas de mediano plazo laqueadas en ideología. ¿Qué amarren sus ataditos y se larguen? ¿No tendrían que tomar la iniciativa el Estado, la empresa privada, sierra productiva, los empresarios, los políticos nacionales y locales  y discutir con la población y planificarlo, aunque esa sea ahora mala palabra?

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P.D.1. Uno de los rasgos que más impactó a los españoles en el S.XVI fueron los inmensos rebaños de camélidos que hacían de los lupaqa, uno de los reinos más ricos del Tawantinsuyu y al altiplano hoy peruano-boliviano una zona bastante poblada y económicamente muy dinámica. Claro, la economía ha cambiado, pero vale señalarlo pues no todo es “naturalmente” inhóspito.

P.D.2. Al parecer, en el canal ya advirtieron las debilidades de la imagen del conductor y deben estar dándole clases de relajación facial, porque en los últimos días mira más derecho e intenta todavía dificultosamente sonreír.


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Se sienten pasos

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